Yo tomé el librito de la mano del ángel, y me lo comí. Apocalipsis 10.10a, TLA Pero hay otros libros que se escriben con la carne y la sangre del autor. Esos no son para ser leídos sino para ser comidos. “¡Come!”, fue la orden que el ángel dio al vidente de Patmos al entregarle…
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