noviembre 9, 2025

SALMO 71.7-16 Commentary

Dios mío, ¡no te alejes de mí!

Dios mío, ¡ven pronto a salvarme!

Salmo 71.12, Reina-Valera Contemporánea

 

Levántate delante de las canas. Muestra respeto ante los ancianos.

Muestra temor ante tu Dios. Yo soy el Señor.

Levítico 19.32, Reina-Valera Contemporánea

Trasfondo bíblico-teológico

En los últimos años se ha comenzado a hablar acerca de una “cultura del envejecimiento digno”, es decir, “al predominio de la educación, la protección, la comprensión, el cariño, la aceptación, el respeto y la dignificación de las personas adultas mayores, en el marco de una relación intergeneracional”. Esto implica que la identidad, el contexto y la expectativa de vida para las personas otorgue privilegio a la dignidad y a las formas más sanas de convivencia entre las personas de diferentes edades, con el énfasis puesto en quienes se encuentran en una etapa más avanzada de la vida. Esta cultura debe promoverse en todos los grupos de edad para que, de manera preventiva, se asuma una nueva actitud ante las personas. Se plantea que en México aún se carece de una cultura sólida en ese sentido y que “la preparación para el envejecimiento debe ser desde diferentes aspectos; por ejemplo, en el plano psicológico se tiene que pensar cómo ser felices y la calidad de vida que se tendrá, en ello juega un papel importante la estabilidad económica, si se va a disfrutar o no de una pensión por jubilación, qué va a pasar con la salud física y mental, así como con las habilidades cognitivas y las relaciones sociales. A partir de las respuestas a estas preguntas debe partir la preparación (Samana Vergara Lope)” (J.L. Couttolenc Soto). Cuando entra en juego la fe, las perspectivas de vida y esperanza deben procesarse también de la mejor manera.

“Muchos se sorprenden al verme” (vv. 7-11)

Para la lectura y reflexión sobre el Salmo 71 es preciso plantearse algunas preguntas importantes sobre el lugar de la fe en las diferentes etapas de la vida. Una persona de 77 años entrevistada al respecto dijo que “la vejez y la fe están en el último piso de un edificio, se sostienen por los pisos que están abajo” (F. Vázquez Palacios). Se afirma que ambas, la fe y la vejez interactúan de una forma muy simbólica y ritual en la vida cotidiana pues no son mundos separados, y en cuyas lógicas íntimas, privadas y públicas es necesario ubicarse. La experiencia descrita en el Salmo 71.7-16 atraviesa por circunstancias no tan amables y se basa, sobre todo, en cómo reaccionan las personas que rodean a quien habla: “Muchos se sorprenden al verme, / porque tú eres para mí un sólido refugio” (v. 7).

En el v. 7 el orante declara que él apareció ante “muchos” como un “prodigio” es decir, que, para los que le rodeaban, el que sufría era “signo terrible”, una señal que les atemorizaba, una manifestación de la cólera de Dios, la cual habría dado origen a la persecución y a la acusación. Pero —y aquí se cierra el círculo de los pensamientos que comenzaron a expresarse en el v. 1— Yahvé se convirtió para el oprimido en “poderoso refugio”. Sobre el “pero tú”, que en el v. 7b establece un vigoroso contraste, cf. Sal 3.4; 142.4. En la seguridad que ofrece ahora el recinto de la protección divina, comienza ya la alabanza y la glorificación de Yahvé (v. 8) (H.-J. Kraus).

En la petición del v. 9 se trasluce la ansiedad de quien siente que sus fuerzas disminuyen por aumentar su edad y suplica ardorosamente la intervención del Señor contra sus enemigos, quienes se juntan para acabar con él (10): “Los designios de muerte que abrigan los perseguidores no son desconocidos para el oprimido. Éste se los recuerda a Yahvé (citándolos) para moverle a intervenir. Los enemigos creen que el que ha buscado refugio en Yahvé está perdido sin remedio y ha sido abandonado por Yahvé (v. 11). Por consiguiente, no se ha pronunciado aún el juicio divino” (Ídem). Las observaciones sociológicas coinciden al referirse a muchas de las sensaciones propias de esa edad y la forma en que la fe actúa en medio de ellas: “Aparece la ansiedad, la depresión, el miedo, la tristeza; padecimientos que no es posible curar por medio de los cuidados físicos, por la administración de medicinas o con la presencia de enfermeras y médicos, sino con la elaboración de frases y palabras que al comunicarlas puedan funcionar como instrumentos para reactivar la fe, la esperanza, ese estado emocional que incentiva la conducta relacionada con la salud y que contribuye al buen envejecimiento” (F. Vázquez Palacios).

“Dios mío, no te alejes de mí” (vv. 12-16)

De ese modo, las peticiones de los vv. 12-13 se entienden como clamor solicitando ayuda en la desgracia, y confusión y vergüenza para sus adversarios. Pero en los vv. 14ss “la confianza y la alabanza vuelve a ocupar el centro de atención. El perseguido se aferra a su Dios y sabe perfectamente que su opresión servirá únicamente para acrecentar la gloria del Dios salvador (v. 14). En los vv. 15-16 se formulan las primeras manifestaciones del voto de acción de gracias” (H.-J. Kraus). La confianza expresada en las acciones liberadoras de Dios produce una exaltación emocional y litúrgica: “Todo el día mi boca proclamará tu justicia, / y tus hechos de salvación, / aun cuando no puedo enumerarlos”. “En la acción de gracias, se ‘narrará’ la intervención salvífica de Dios y se indica la ‘relación íntima con la salvación’. Los que van a dar gracias entran en el templo en procesión solemne (cf. Salmo 118.20)” (Ídem).

La experiencia de la adultez mayor creyente mezcla todo lo vivido y coloca la fe en un espacio privilegiado:

 A través de la fe se organiza y estructura la forma de vivir, pensar y actuar. Es decir, se conforman todas las peculiaridades, así como las instancias, espacios y acciones individuales o colectivas, especialmente cuando se necesita construir o reconstruir nuevos espacios, pues a medida que la familia original empieza a desmembrarse (ya sea por la partida de los hijos o por la muerte del cónyuge), se requiere hacer adecuaciones, incluso cambios drásticos en los estilos de vida, donde las personas de edad avanzada muchas de las veces tienen que cambiar de lugar de residencia e irse a vivir con los hijos en la ciudad, en espacios más pequeños, y tienen que acostumbrarse a nuevos horarios, comidas, distracciones y trabajos, como cuidar a los nietos y vigilar la casa, entre otras cosas. Otras veces tienen que acostumbrarse a la soledad, a sobrevivir con recursos cada vez más escasos, a cambiar actividades rutinarias, a dejar las decisiones en manos de los hijos y nietos, yernos o nueras. Asimismo, tienen que acostumbrarse a ser dependientes; y ya no se diga cuando se está en una situación de total dependencia debido a enfermedades crónicas degenerativas […], donde la relación entre la fe y la vejez depende de la lucidez y capacidad física que tiene la persona (F. Vázquez Palacios, énfasis agregado).

Conclusión

Atravesar todas las edades y mirar hacia atrás con nostalgia, gratitud o decepción, son sensaciones que pueden vivirse con mayor claridad gracias a la fe. Así, este salmo es un recuento espiritual de la experiencia de una persona que, gracias al aprendizaje en medio de la familia y la comunidad, se presenta ante Dios con todo lo vivido a cuestas, con una sabiduría bien ganada y con unas peticiones muy claras para el Señor, y Él seguramente respondió valorando profundamente las palabras del Salmo.

Sugerencias de lectura

  • José Luis Couttolenc Soto, “México carece de una cultura para asimilar la vejez”, en Universo, Sistema de noticias de la UV, 16 de agosto de 2017, uv.mx/prensa/reportaje/mexico-carece-de-una-cultura-para-asimilar-la-vejez.
  • Hans-Joachim Kraus, Los Salmos. 60-150. Salamanca, Ediciones Sígueme, 1995.
  • Felipe Vázquez Palacios, “La metamorfosis de la fe en creyentes de edad avanzada”, en Península, vol. X, núm. 1 enero-junio de 2015.

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