Muchos años después murió el rey de Egipto. Sin embargo, los israelitas seguían quejándose, pues sufrían mucho como esclavos. Pero Dios vio sus sufrimientos y escuchó sus gritos de dolor, y se acordó del pacto que había hecho con los antepasados de los israelitas, es decir, con Abraham, Isaac y Jacob. Éxodo 2.23-25, Reina-Valera Contemporánea…
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